La huella de carbono es un indicador que mide la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por una empresa, producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida.
La crisis climática se hace cada vez más presente, las empresas tienen la responsabilidad de medir y reducir su impacto ambiental. La huella de carbono se ha convertido en una herramienta fundamental para alcanzar este objetivo.
La huella de carbono es un indicador que mide la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por una empresa, producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida.
Estos gases, como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), contribuyen al calentamiento global.
Cálculo de la huella de carbono
Existen diferentes metodologías para calcular la huella de carbono, pero la más utilizada es el protocolo GHG Protocol. Este protocolo divide las emisiones en tres categorías:
El primer alcance es el que producen las emisiones directas de la empresa, como las emisiones por la combustión de combustible en vehículos propios o la generación de energía en las instalaciones.
En segundo lugar, están las emisiones indirectas de la empresa por el consumo de energía eléctrica y térmica.
Por último, están las emisiones indirectas de la empresa por la cadena de suministro, como las emisiones por el transporte de productos o la producción de materias primas.
Factores que afectan la huella de carbono
Tipo de actividad de la empresa:
Las empresas industriales suelen tener una huella de carbono mayor que las empresas de servicios
Tamaño de la empresa:
Las empresas grandes suelen tener una huella de carbono mayor que las empresas pequeñas.
Ubicación de la empresa:
Las empresas ubicadas en países con una matriz energética basada en combustibles fósiles suelen tener una huella de carbono mayor que las empresas ubicadas en países con una matriz energética renovable.
Medición de la huella de carbono
El cumplimiento normativo y la mejora de la competitividad impulsan a las empresas a calcular y reportar su huella de carbono. Esto no solo cumple con regulaciones, sino que también atrae a consumidores, inversores y socios comerciales. Además, la responsabilidad social se ve reflejada al reducir el impacto ambiental y contribuir a combatir el cambio climático mediante la medición y gestión de la huella de carbono.
Implementar medidas para reducir el consumo de energía en las instalaciones, como el uso de equipos eficientes y la mejora del aislamiento térmico.
Estrategias para reducir la huella de carbono
Eficiencia energética:
Implementar medidas para reducir el consumo de energía en las instalaciones, como el uso de equipos eficientes y la mejora del aislamiento térmico.
Uso de energías renovables:
Sustituir el consumo de combustibles fósiles por energías renovables como la energía solar, eólica o hidráulica.
Transporte sostenible:
Fomentar el uso de transporte público, vehículos eficientes y combustibles alternativos.
Gestión de residuos:
Reducir la generación de residuos, reciclar y reutilizar materiales, y gestionar adecuadamente los residuos peligrosos.